El Sporting de Gijón nunca estuvo tan cerca de ganar la Liga como en la temporada 1978-79.
Vivía entonces tiempos felices, con un gran equipo, en el que destacaba el formidable goleador Quini.
Pero había otros jugadores extraordinarios, entre ellos los argentinos Rezza y Ferrero, el primero líbero, el segundo extremo, más unos mediocampistas de tronío, como Joaquín o Mesa.
Casi todos los jugadores del equipo titular fueron internacionales, bien por España, bien por Argentina.
El equipo llevó muy bien el campeonato pero en la vigesimosexta jornada, cuando cayó ante el Madrid 0-1, en El Molinón, empezó a parecer imposible el título, porque el Madrid salía líder en solitario, tenía ventaja en el goal average particular y quedaba poco tiempo por delante. Y era el Madrid.
El Madrid ganó bien el partido, pero nadie podía olvidar que en la jornada anterior, en la visita del Sporting a Salamanca, García Carrión había expulsado a Doria y Ferrero, lo que, a parte de dejar a los asturianos en condiciones de conformarse con el 0-0 en aquella salida, les dejaba sin esos dos futbolistas para recibir al Madrid.
Era particularmente importante Ferrero, quizá el mejor jugador del campeonato por esos años. También estaba reciente un partido en San Mamés, que el Madrid empató a tres. El árbitro Ausocúa había anulado el gol a Aguilar, para luego concederlo, entre un gran escándalo. Al final, el Madrid ganó la Liga y el Sporting fue segundo, a cuatro puntos.
Así que para la visita del Madrid al campo del Sporting la siguiente temporada había un ambiente apasionado.
Esta vez en la primera vuelta, en la jornada undécima. Y está Ferrero. Y está Ausocúa, del que se recuerda en las vísperas que fue el que concedió, tras anularlo, ese gol tan discutido en San Mamés, que valió un punto al Madrid.
En el minuto seis se produjo una jugada que desata las pasiones. Ferrero recibe un balón cerca de la banda, colocado de espaldas a su marcador, San José, y hace una jugada que solía practicar: lo deja pasar entre las piernas para engañar al defensa, de manera que este se vea superado por el balón por un lado y él rodearle en carrera por el otro lado; San José, burlado, ve pasar el balón por un lado y se echa al otro a frenar a Ferrero, al que para con un codazo en la boca; Ferrero se enfada y da un empujón a San José, y este se deja caer.
El árbitro pita la falta del madridista como obstrucción, pero al tiempo expulsa a Ferrero por supuesta agresión. De repente se ve que la boca de Ferrero mana sangre, fruto del codazo de San José, y eso indigna más al público.
Ferrero, víctima de la falta, se retira sangrando, expulsado, y San José sigue en el campo. De una forma espontánea surge un grito que pronto todo el campo corea de forma unánime: "¡Así, así, así gana el Madrid!".
El partido sigue y acabará empate a uno, con autogol de Quini y empate de Joaquín. El grito se vuelve a oír frecuentemente, a cada decisión de Ausocúa que El Molinón considera parcial a favor de los visitantes. Aunque Benito también es expulsado antes del descanso, la queja no termina por ello. El partido es televisado en directo, con lo que el grito, tan repetido, se conoce en toda España.
El Madrid salió con un punto, que a la postre le valdría la Liga.
Con un punto menos, el campeón habría sido la Real, que aquel año encadenó 32 jornadas sin perder, y sólo cayó en la penúltima, en Sevilla, con dos célebres goles de Bertoni.
Salió con ese punto decisivo, sí, pero cargando con un remoquete que a partir de entonces tendría que escuchar en casi todas sus salidas a la menor jugada polémica.
Poco a poco ha ido cayendo en desuso, pero nunca ha terminado de desaparecer del todo. En ocasiones, como a la contra, el grito se ha escuchado también en el Bernabéu, ante exhibiciones de gran juego o ante partidos que ha ganado frente a arbitrajes que el público madridista ha considerado lesivos para sus intereses.
Interesantísima entrada. La de Vinnie Jones tamben fue excelente.
ResponderEliminarSaludos!