jueves, 15 de agosto de 2013

Opinión: el Cristianismo ateo

En este último tramo de 2013 estamos asistiendo a un nuevo fervor religioso. Hablamos de un repentino auge del Cristianismo. Lo más curioso del tema, es que quienes están enarbolando de manera ruidosa las banderas, son en su mayoría ateos declarados, futbolísticamente hablando.

Expliquemos mejor la situación. Resulta que nos encontramos ante una campaña mediática sin precedentes, en la cual se están desgranando las mejores virtudes de un gran futbolista, capaz de anotar la friolera de 201 goles en 199 partidos con su club, que no es otro que el Real Madrid. 

Resultaría del todo lógico, de acuerdo a estos espectaculares números, que los halagos hubieran sido continuados, a lo largo de los 4 años en los que se han realizado. Pero no. Los halagos únicamente han sido tales a partir de un hecho extradeportivo, como ha sido la crítica hacia su ex entrenador. Donde antes todo eran excusas para quitar méritos al jugador, ahora, como por arte de magia, nos encontramos ante un jugador mas centrado, maduro, y mejor compañero. Como lo oyen.

No hay que estar muy al día de la actualidad deportiva, para saber que Cristiano está siendo utilizado de manera conveniente por la prensa "deportiva" de este país, en su frenética campaña de desprestigio hacia en ex entrenador portugués del Real Madrid. Y lo que es más inquietante, es que está siendo venerado por los que durante 4 años han encontrado todas las razones posibles para desacreditar el espectacular rendimiento del luso en el campo. 

Pero como uno empieza a ser un veterano, y tiene el colmillo más que retorcido ante los gurús del periodismo deportivo patrio, cuento las horas que tardarán en menospreciarle en cuanto vuelva a hacerse la comparación con el genio argentino, tenga algún mínimo desplante hacia la prensa, o vuelva a responder con sinceridad incómoda a alguna cuestión que no sea de su agrado.

Si yo fuera Cristiano, tendría mucho ojo. Entre sus nuevos "fieles", más de uno está deseoso de darle su particular Última cena. Y, por supuesto, tendría más respeto y agradecimiento por quien, sin duda, le hizo convertirse en un mejor futbolista de lo que ya era.

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