Venimos escuchando, como un martilleo constante, que Mourinho se intenta cargar a todo lo que huela a Selección Española. Sucedió en el Real Madrid, y está sucediendo en el Chelsea, incluso antes de tomar las riendas del equipo.
Mata, Azpilicueta y Fernando Torres eran poco menos que la imagen del miedo, escondidos bajo sus camas en sus casas del famoso barrio Londinense.
A día de hoy, salvo que mi frágil vista no me mienta, sigo leyendo que los tres jugadores siguen siendo parte del plantel blue, por lo que me ha dado por pensar que "a lo mejor" el malvado portugués no les ha expulsado aún...
Desde los púlpitos del selecto periodismo deportivo patrio, se ha repetido una y mil veces que Mourinho no soportaba los éxitos de la Selección, y qué mejor manera para destrozarlo todo, que cargarse a sus propios jugadores, y a los del eterno rival, en su época madridista, y ahora, a los titulares indiscutibles de la Selección: Mata, Torres y Azpilicueta (nótese la ironía).
Si alguno de ellos, seguía siendo titular, como Xabi Alonso, Arbeloa o Diego López, ello se debía únicamente a la sumisión de los mismos al "macarra" portugués. El problema viene, cuando aparece Juanín Mata, diciendo que "Mourinho es el mejor entrenador del mundo"... Ahí, de repente, dejan de escucharse las críticas, y se buscan un cambio de tema... Curioso, ¿verdad?
Para otro día podemos dejar las suplencias de Villa o de Iniesta en el Barcelona, de Silva o Javi García en el City. Suponemos que en estos casos, las decisiones técnicas hay que respetarlas. Faltaría más.
Y pensar que Mourinho hace jugar o no a sus jugadores basándose en su estado de forma y sus méritos es algo descabellado. Todos los que lo critican deben basarse en sus experiencias cercanas, tal vez marcadas por el enchufismo, el amiguismo y los compadreos.
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