Durante toda la etapa del malvado entrenador portugués al mando del Madrid, se le criticó con dureza su juego a la contra. Se decía de él que un equipo como el Madrid no podía jugar así. Tan defensivo era, al parecer, que marcó 102, 121 y 103 goles, respectivamente, en cada una de las tres temporadas en las que estuvo.
Con la llegada de Ancelotti, que prometía juego vistoso y espectacular, parecía que aquella "patraña" de juego defensivo iba a acabarse. El problema es que, de vistoso y espectacular, nada. Tanto es así, que visto el juego lento y estático del equipo, se empezó a deslizar, desde los mismos despachos periodísticos en los que se denostaba, que tal vez sería necesario jugar de otra manera. Y esa manera, claro está, es bastante parecía a la que ofrecía el equipo con el malo malísimo portugués: juego rápido, transiciones vertiginosas y verticalidad, aprovechando el perfil de la mayoría de jugadores del equipo.
Resulta cuanto menos, curioso, ¿verdad?. Tanto, como ver cómo se han justificado goles del Barcelona a la contra. Tanto, como ver la admiración y los elogios que recibe el Atlético de Madrid por desplegar una idea de juego muy parecida a la que planteaba el demonio portugués. Pero claro, en estos casos, dependiendo del color de la camiseta, está bien.
Las conclusiones a las que se llegan, son varias: desde el antimadridismo más radical, se indica al Real Madrid cómo debe jugar, quién debe jugar y cómo se debe comportar un madridista. Como lo oyen. Y, faltaría más, se debe pedir perdón si se marca un gol a la contra.
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